Las historias han sido compañeras inseparables del ser humano desde tiempos inmemoriales. La necesidad de contar y contemplar estas narrativas, en cualquier forma que adopten, nos distingue entre todas las demás especies.
La creación y transmisión de historias ha sido un pilar fundamental en el desarrollo de sociedades, culturas y religiones, moldeando nuestra percepción de la vida. En este artículo, se explorará cuál es la historia más grande jamás contada, pero antes, se profundizará en el origen de las historias.
Las narraciones visuales
Las historias, en todas sus manifestaciones —literatura, dibujo, pintura, cine e incluso música— han sido vehículos indispensables para transmitir culturas, leyendas y tradiciones . Sin embargo, el desarrollo del arte del storytelling no ha evolucionado de manera uniforme en los distintos medios de expresión.
La narración visual tiene sus raíces profundamente arraigadas en la historia humana, remontándose aproximadamente a unos 36.000 años atrás. Todo comenzó en las cuevas de Chauvet, en el sur de Francia, donde se descubrieron los primeros vestigios de dibujos. Los dibujos buscaban capturar la esencia de animales, como un intento de registrar y relatar acontecimientos significativos. Desde entonces, las leyendas, historias y momentos importantes han sido transmitidos de manera visual en diversas formas. Desde los jarrones griegos antiguos hasta los tapices y lienzos chinos, pasando por los elaborados dibujos que adornan el interior de las pirámides egipcias.
En la actualidad, la narración visual ha evolucionado hacia la pintura, la fotografía, el cine, los videos y otras formas de medios visuales. Se tiene acceso a millones de historias con tan solo un clic, gracias a plataformas como YouTube, Netflix, Instagram y una multitud de medios más. Estas nuevas tecnologías han ampliado exponencialmente el alcance y la capacidad para contar y consumir historias visuales de una manera nunca antes vista.
La historia de la narración oral
La historia de la narración oral se remonta a épocas antiguas, aunque no existe una fecha exacta que marque su inicio. Los aborígenes australianos son reconocidos como los narradores más antiguos, sus rituales de narración datan de entre 18.000 y 7.000 años atrás. A través de estas narrativas transmitidas se relatan las acciones de seres ancestrales durante el «Tiempo del Sueño», una era mítica en la que se cree que se creó el mundo. Por otro lado, los griegos han dejado un legado significativo en el mundo de la narración. Son reconocidos por haber introducido los conceptos del protagonista y el antagonista. A través de estas historias, los griegos difundieron ampliamente su herencia cultural, reforzando creencias e ideales compartidos, como el concepto de heroísmo y de hombre verdadero.
La humanidad tiene una inclinación natural hacia las historias. No solo como una forma de entretenimiento, sino también como una manera de sentirnos comprendidos y guiados, afirman quienes somos. Las historias orales continúan desempeñando un papel importante en la vida diaria, desde los podcasts que escuchamos hasta las conversaciones. De igual manera, en contextos más formales como las campañas políticas y los discursos de los líderes que logran captar y mantener la atención de sus audiencias y así conseguir votos.
La historia de la narración escrita
La historia de la narración escrita se remonta a los sumerios y egipcios, cuyos jeroglíficos datan de hace más de 3400 años. La introducción de la escritura marcó un cambio radical en el curso de la narrativa y las historias, permitiendo que estas perduraran en el tiempo de manera permanente. Esta innovación transformó la manera en que se preservaban los datos históricos y se contaban y creaban leyendas y mitos, ya que la escritura ofrecía la posibilidad de inmortalizarlos. En sus primeras etapas, la narración escrita era un arte reservado para una élite alfabetizada. Dado que la educación era históricamente poco común entre la población general, esto otorgaba un poder adicional a las clases altas y a las monarquías.
La invención de la imprenta en 1440 y el surgimiento del primer periódico impreso en 1690 marcaron un cambio significativo en la forma en que se consumían las narrativas escritas. Con el tiempo, estas historias se volvieron más accesibles para el ciudadano común, especialmente en los últimos cien años, período en el que las tasas de alfabetización aumentaron rápidamente. Es crucial comprender que el acceso al conocimiento es poder. Nunca antes habíamos tenido tanto acceso a diversas historias y narrativas, y debemos entender el privilegio que esto conlleva y utilizarlo en beneficio propio y de la sociedad en su conjunto.
El poder de las historias
La historia más grande jamás contada
Como puede atestiguarse en la lectura de este artículo, las historias son lo que han construido los cimientos de la sociedad y el presente humano. Son las historias las que otorgan al ser humano el conocimiento necesario para ser educado, y es la educación lo que proporciona la libertad. En la libertad, se ejerce la capacidad de pensar, reflexionar, sentir y comprender que hay cosas que nos superan como individuos y nos mueven como colectividad, como son los libros, las películas y los movimientos sociales.
En la actualidad, muchas personas están dando por sentado el poder de las historias, dejándolas a un lado y entregándose por completo a los medios de comunicación. Es importante reconocer el valor de las historias para poder construir nuestra propia narrativa, que en última instancia es la historia más grande jamás contada. La sociedad actual parece estar siendo dirigida, sin saberlo, hacia un estilo de vida uniforme, con aplicaciones como TikTok, donde el consumo no siempre es consciente. Esto no constituye educación; más bien, es un medio de control de masas, y es crucial no confundirlo con el verdadero poder transformador que tienen las historias.
La historia más grande jamás contada está en la palma de tu mano y en tu corazón. Tienes el poder de escribirla y llevarla a cabo en tu día a día con tu vida. Pero para ello, debes vivir conscientemente, educarte, aprenderte y formar tu propio camino de manera auténtica. Inspírate en las novelas escritas, en el arte que refleja el sentimiento colectivo que a menudo no comprendíamos que también llevamos dentro, y en las películas que despiertan emociones hasta en lo más profundo de nuestros corazones.